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Los horarios de los locales nocturnos considerablemente reducidos y una clientela cautelosa de tomar las calles para su esparcimiento son el resultado de la inseguridad y la violencia. Esto lo argumenta un sondeo del Observatorio Venezolano de la Violencia, que sostiene que 65% de la población limita sus actividades recreativas debido a la inseguridad.
Este es el reporte que nos ofrece El Nacional:
Miércoles a las 9:15 pm. Las tascas que están alrededor de Puente Anauco, en Candelaria, comenzaron a bajar las rejas. El encargado de uno de los locales le ordenó a su asistente que “coloque el tapón” o cerrojo, y que permanezca en la puerta para regular la entrada de las personas.
“Es que las cosas no están fáciles por aquí. Últimamente hemos tenido problemas en la calle”, dijo el empleado, en referencia al caso del escolta taxista que el 13 de agosto mató a uno de los sujetos que intentó robarlo a dos cuadras de ese lugar.
Uno de los clientes del local, el técnico de telecomunicaciones Alejandro Navarro, indicó que fue a ese lugar porque conoce a los dueños y vive en un edificio que está al cruzar la calle.
“Tengo 25 años viviendo aquí. Antes salías a las 3:00 am y andabas tranquilo y sin nervios; ahora no se puede hacer eso” “Tengo 25 años viviendo aquí. Antes salías a las 3:00 am y andabas tranquilo y sin nervios; ahora no se puede hacer eso”, añadió.
La Alcaldía de Libertador reparó la iluminación en toda la zona y rescató la plaza que está a tres cuadras, frente al Teatro Imperial. Aun así, la gente cree que el sector es inseguro.
“Entras a un local y puedes comer bien, pero es un desfile de mendigos y de gente que entra a venderte de todo; entonces no es seguro”, dijo la comerciante Martha Murga.
Frente a la plaza hay una carpa del Dispositivo Bicentenario de Seguridad. Pero policías y guardias nacionales no hacen recorridos nocturnos. William Pita, encargado de un establecimiento en la esquina de Ferrenquín, indicó que debido al auge delictivo los propietarios de las cinco principales tascas tienen una red de comunicaciones para advertir la presencia de sospechosos, así como la ausencia de clientes.
En ambos casos adelantan la hora de cierre.
“Un miércoles como este, antes cerrábamos a las 2:00 am. Ahora a las 11:00 pm”, manifestó.
Diversión limitada
Lo que sucede en Candelaria se reproduce con algunas variantes en el resto de la ciudad. El sondeo del Observatorio Venezolano de la Violencia correspondiente a este año indica que 65% de la población limita sus actividades recreativas debido a la inseguridad. Ese resultado es similar al obtenido en el trabajo de campo de 2009.
Los encuestadores de esa organización tocaron las puertas de 1.200 hogares en todo el país y determinaron que las personas que más se privan de divertirse pertenecen a las clases media-alta (69%) y mediabaja (68%). Los más jóvenes disfrutan de la noche un poco más que los adultos y que las personas con más de 50 años de edad.
Aun así, en el grupo con menos de 30 años de edad la inhibición llega a 63%. Ese es el caso de la estudiante de Derecho Vanessa Castillo.
“Tengo 20 años de edad y lo que conozco es la inseguridad. No tengo otra realidad. Me limito a las horas en que llego a un lugar o que salgo”, expresó.
“Antes mis padres iban a Sabana Grande, lugar que consideraban hasta elitesco. Ahora ni pensarlo”Castillo salía a las 10:15 pm del Centro San Ignacio y su principal preocupación era tomar un taxi que la llevara a casa sin sobresaltos.
“Antes mis padres iban a Sabana Grande, lugar que consideraban hasta elitesco. Ahora ni pensarlo”, añadió.
El coordinador del Observatorio Venezolano de la Violencia, Roberto Briceño León, dijo que la inseguridad ocasiona una reducción general de las salidas nocturnas y es determinante en la escogencia del lugar a donde ir.
Ante el auge delictivo, la gente prefiere cada vez más los lugares confinados, como los centros comerciales.
“La escogencia incluye eso, tanto para los adultos como para los adolescentes. La calle abierta, el bulevar, el lugar público ha sido una de las grandes víctimas de la inseguridad.
El ámbito privado ha tomado ese lugar, porque hay confort, pero básicamente porque es el lugar donde sienten que pueden estar seguros de noche”, indicó.
Noche en local
A las 9:45 pm, pocas personas circulan por el bulevar de Sabana Grande.
Allí, como en Candelaria, están en progreso obras de reacondicionamiento. Los buhoneros ya no están. Pero el lugar no ha sido retomado por la ciudadanía.
Algunas parejas caminaban apuradas hacia la entrada del Metro. En el Callejón de la Puñalada grupos de hombres o mujeres se aglomeraban frente a las entradas de dos bares de ambiente. Los únicos funcionarios de cuerpos de seguridad eran dos guardias nacionales, que bebían uniformados en otro bar.
José Pereira, encargado de uno de los locales más famosos de la zona, dijo que allí los establecimientos no pueden funcionar después de las 3:00 am, por una regulación gubernamental.
“Pero a veces cerramos a las 12:00 de la noche porque la calle se queda sola y es muy peligroso”, afirmó.
En su criterio, la inseguridad y la recesión económica han disminuido la clientela. Los días de cobro aumentan los visitantes. Entonces, dijo, los empleados deben quedarse en el local hasta que abre el Metro, pues así no corren peligro.
En el Centro San Ignacio de Chacao también se siente el efecto de la inseguridad. Allí los locales nocturnos tienen más visitantes que en Candelaria y Sabana Grande. Sin embargo, de acuerdo con el encargado de una cervecería, Otto Mosqueda, ahora cierran más temprano, especialmente entre los días domingo y miércoles.
“La gente se va más temprano porque sabe que vive en un entorno inseguro y las pueden robar”, afirmó.
Javier Ignacio Mayorca
El Nacional
Este es el reporte que nos ofrece El Nacional:
Miércoles a las 9:15 pm. Las tascas que están alrededor de Puente Anauco, en Candelaria, comenzaron a bajar las rejas. El encargado de uno de los locales le ordenó a su asistente que “coloque el tapón” o cerrojo, y que permanezca en la puerta para regular la entrada de las personas.
“Es que las cosas no están fáciles por aquí. Últimamente hemos tenido problemas en la calle”, dijo el empleado, en referencia al caso del escolta taxista que el 13 de agosto mató a uno de los sujetos que intentó robarlo a dos cuadras de ese lugar.
Uno de los clientes del local, el técnico de telecomunicaciones Alejandro Navarro, indicó que fue a ese lugar porque conoce a los dueños y vive en un edificio que está al cruzar la calle.
“Tengo 25 años viviendo aquí. Antes salías a las 3:00 am y andabas tranquilo y sin nervios; ahora no se puede hacer eso” “Tengo 25 años viviendo aquí. Antes salías a las 3:00 am y andabas tranquilo y sin nervios; ahora no se puede hacer eso”, añadió.
La Alcaldía de Libertador reparó la iluminación en toda la zona y rescató la plaza que está a tres cuadras, frente al Teatro Imperial. Aun así, la gente cree que el sector es inseguro.
“Entras a un local y puedes comer bien, pero es un desfile de mendigos y de gente que entra a venderte de todo; entonces no es seguro”, dijo la comerciante Martha Murga.
Frente a la plaza hay una carpa del Dispositivo Bicentenario de Seguridad. Pero policías y guardias nacionales no hacen recorridos nocturnos. William Pita, encargado de un establecimiento en la esquina de Ferrenquín, indicó que debido al auge delictivo los propietarios de las cinco principales tascas tienen una red de comunicaciones para advertir la presencia de sospechosos, así como la ausencia de clientes.
En ambos casos adelantan la hora de cierre.
“Un miércoles como este, antes cerrábamos a las 2:00 am. Ahora a las 11:00 pm”, manifestó.
Diversión limitada
Lo que sucede en Candelaria se reproduce con algunas variantes en el resto de la ciudad. El sondeo del Observatorio Venezolano de la Violencia correspondiente a este año indica que 65% de la población limita sus actividades recreativas debido a la inseguridad. Ese resultado es similar al obtenido en el trabajo de campo de 2009.
Los encuestadores de esa organización tocaron las puertas de 1.200 hogares en todo el país y determinaron que las personas que más se privan de divertirse pertenecen a las clases media-alta (69%) y mediabaja (68%). Los más jóvenes disfrutan de la noche un poco más que los adultos y que las personas con más de 50 años de edad.
Aun así, en el grupo con menos de 30 años de edad la inhibición llega a 63%. Ese es el caso de la estudiante de Derecho Vanessa Castillo.
“Tengo 20 años de edad y lo que conozco es la inseguridad. No tengo otra realidad. Me limito a las horas en que llego a un lugar o que salgo”, expresó.
“Antes mis padres iban a Sabana Grande, lugar que consideraban hasta elitesco. Ahora ni pensarlo”Castillo salía a las 10:15 pm del Centro San Ignacio y su principal preocupación era tomar un taxi que la llevara a casa sin sobresaltos.
“Antes mis padres iban a Sabana Grande, lugar que consideraban hasta elitesco. Ahora ni pensarlo”, añadió.
El coordinador del Observatorio Venezolano de la Violencia, Roberto Briceño León, dijo que la inseguridad ocasiona una reducción general de las salidas nocturnas y es determinante en la escogencia del lugar a donde ir.
Ante el auge delictivo, la gente prefiere cada vez más los lugares confinados, como los centros comerciales.
“La escogencia incluye eso, tanto para los adultos como para los adolescentes. La calle abierta, el bulevar, el lugar público ha sido una de las grandes víctimas de la inseguridad.
El ámbito privado ha tomado ese lugar, porque hay confort, pero básicamente porque es el lugar donde sienten que pueden estar seguros de noche”, indicó.
Noche en local
A las 9:45 pm, pocas personas circulan por el bulevar de Sabana Grande.
Allí, como en Candelaria, están en progreso obras de reacondicionamiento. Los buhoneros ya no están. Pero el lugar no ha sido retomado por la ciudadanía.
Algunas parejas caminaban apuradas hacia la entrada del Metro. En el Callejón de la Puñalada grupos de hombres o mujeres se aglomeraban frente a las entradas de dos bares de ambiente. Los únicos funcionarios de cuerpos de seguridad eran dos guardias nacionales, que bebían uniformados en otro bar.
José Pereira, encargado de uno de los locales más famosos de la zona, dijo que allí los establecimientos no pueden funcionar después de las 3:00 am, por una regulación gubernamental.
“Pero a veces cerramos a las 12:00 de la noche porque la calle se queda sola y es muy peligroso”, afirmó.
En su criterio, la inseguridad y la recesión económica han disminuido la clientela. Los días de cobro aumentan los visitantes. Entonces, dijo, los empleados deben quedarse en el local hasta que abre el Metro, pues así no corren peligro.
En el Centro San Ignacio de Chacao también se siente el efecto de la inseguridad. Allí los locales nocturnos tienen más visitantes que en Candelaria y Sabana Grande. Sin embargo, de acuerdo con el encargado de una cervecería, Otto Mosqueda, ahora cierran más temprano, especialmente entre los días domingo y miércoles.
“La gente se va más temprano porque sabe que vive en un entorno inseguro y las pueden robar”, afirmó.
Javier Ignacio Mayorca
El Nacional
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