Aún el panorama no está claro sobre cómo será la relación entre Caracas, Washington y Bruselas luego del 10 de enero cuando Nicolás Maduro se juramente como presidente de Venezuela. Tampoco es claro cómo será el papel con América Latina.
Por Ana María Rodríguez | El Tiempo
Sin embargo, ya se dibujan algunas líneas en estos tres frentes. El Senado de los Estados Unidos aprobó este lunes la “Ley Bolívar”, la cual busca mantener las sanciones existentes y frenar cualquier negocio con representantes ligados a Maduro.
Ahora, el Congreso deberá aprobar y finalmente ser promulgado por el Ejecutivo para que entre en vigor. Esta ley, con apoyo bipartidista estadounidense, lleva al menos tres años intentando ver la luz, pero en esta oportunidad, el senador Mike Waltz, quien fue nominado por Donald Trump como asesor del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para su futuro gobierno, tuvo un papel protagónico.
“Debemos mantener las sanciones existentes contra el régimen y buscar ampliar las sanciones para minimizar los recursos de Maduro para abusar de las libertades y la prosperidad del pueblo venezolano”, dijo Waltz.
Por su parte, la representante Wasserman Schultz, también impulsor de la ley, aseguró que “esta legislación bipartidista cortará la red de apoyo de Maduro y enviará el mensaje claro de que los estadounidenses no tolerarán la represión antidemocrática, y ciertamente no la subsidiaremos”.
El temor principal en Venezuela es que Trump no solo imponga más sanciones sino que revoque las concesiones que se hicieron en el gobierno de Joe Biden, las cuales permiten las operaciones de la petrolera Chevron y las más recientes que incluyen nuevas licencias petroleras.
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