Nicolás Maduro no se muestra dispuesto a abrir ninguna negociación o proceso que facilite su salida pese a haber cometido un fraude en las elecciones presidenciales. Se ha autoproclamado presidente de Venezuela ante el repudio de la comunidad internacional, casi en su totalidad. En una última semana de vértigo, la cabeza visible del chavismo ha anunciado la celebración de diez elecciones y consultas populares y un proceso constituyente. Mientras el mundo trata de encontrar una solución al laberinto venezolano, Maduro y los suyos se ven capaces de resistir una crisis de legitimidad de este tamaño. Contra todo y contra todos.
Por Juan Diego Quesada/ Florantonio Singer | El País
“Imagínate que ahora Venezuela es la capital del Planeta Tierra”, bromean entre ellos los líderes chavistas al hablar de la presión internacional. A Gustavo Petro, un presidente que se ha mostrado dispuesto a tender puentes de diálogo, el fiscal general, Tarek William Saab, lo ha mandado a callar. En privado, son todavía más duros: “Este man no era así. Ya debe literalmente callarse y dejarnos en paz”. Aunque hace unos meses recularon después de atacar con saña a Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, ahora vuelven a cargar en su contra: “Es de la CIA. Y su mujer, también”. El voto de Brasil, en una cumbre de los BRICS, fue clave para vetar el ingreso de Venezuela a este club de países emergentes.
Abrir en este momento una negociación, como las abiertas en estos últimos años, con varios ciclos y países mediadores, estaría destinada al fracaso como las anteriores, en un juego suma cero. “El chavismo nunca ha tenido una apertura a una negociación que no sea una que permita su continuidad en el poder y por se han cerrado todos los canales de negociación después del 28 de julio, porque quedó abierto un boquete tan grande con respecto a la legitimidad de Maduro y es muy difícil para el chavismo negociar algo y más bien ha optado por la mano dura y borrar todo lo sucedido e intentar pasar la página”, señala el consultor político Luis Peche Arteaga. Así avanza el chavismo en una reforma constitucional y ha anunciado una apresurada programación de diez elecciones regionales y consultas populares para este 2025.
Venezuela, sin embargo, parece que está en una nueva encrucijada hacia un estancamiento de la situación, con el chavismo consolidado y como una fuerza autoritaria y la oposición replegada en la resistencia, o a que se produzca un cambio real. Esa es la bisagra del 28 de julio que abrió otro campo de juego para la prolongada crisis venezolana. “Un ejercicio de poder sin una legitimidad mínima abre el juego”, opina el politólogo Piero Trepiccione, para quien el conflicto político va a estar mediado por las relaciones económicas en la región donde, resalta, socios principales de Nicolás Maduro como Rusia, China e Irán, tienen gran influencia, en medio de un juego geopolítico global “que está desordenando el poco orden mundial que quedaba”.
Para leer la nota completa ingrese AQUÍ
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.