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martes, 11 de febrero de 2025

Huyó del chavismo y ahora teme regresar a Venezuela ante ofensiva migratoria de Trump

 


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Roraima Domínguez, graduada de la Universidad Central de Venezuela como abogada, reveló a La Patilla la pesadilla que supone vivir en un limbo legal en Estados Unidos. Después de su activismo político y experimentar represiones del régimen chavista, se vio forzada a permanecer en Florida por miedo.

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Luchó durante años para lograr seguridad y estabilidad, pero su Estatus de Protección Temporal (TPS) expirará en septiembre y ahora enfrenta un nuevo camino de incertidumbre. En medio de la interminable espera por el asilo, la decisión de quedarse o volver a un país en crisis se convierte en un dilema constante sin garantías en un rígido sistema migratorio.

Roraima fue una figura destacada en el activismo estudiantil en Venezuela, al servir como consejera de la escuela de derecho y participar en la defensa legal de los estudiantes que se manifestaron durante las protestas de 2014 y 2017. “Lo último que hice dentro de la universidad y todo este tema estaba relacionado a la red legal UCV, que fue una organización que se creó dentro de la misma universidad para apoyar legalmente a los chicos que estaban en centros de detención”, explicó.

La crisis económica y social que azotó Venezuela en 2017 obligó a Roraima a darle un giro a su vida. Planeaba mudarse a Argentina, pero la situación en su país la empujó a quedarse en Estados Unidos. “Estaba realizando planes para migrar de manera legal a Argentina, hice mi cita al DNI, tenía toda mi planificación; mi visa turista estaba por vencerse y tuve la opción de venir acá, para mantener esa visa activa”. 

“Pasaron cosas difíciles que me hicieron tomar la decisión de quedarme en Estados Unidos. Básicamente una situación delicada en el país donde fácilmente podían vincular mi nombre con ciertas personas que estaban siendo detenidas. Tenía que regresar a Venezuela a sacar unos antecedentes penales para poder viajar a Argentina, hacer mi proceso migratorio. Me dio miedo y dije: ‘no puedo, porque no sé con qué me voy a conseguir en el aeropuerto’. Iba a entrar de manera legal a Venezuela, tenía que hacer un trámite que requería demostrar que estuve allí, y me daba miedo volver, no poder salir”, agregó.

Un limbo migratorio

Roraima indicó que la falta de conocimiento sobre las vías legales para la migración en Estados Unidos llevó a muchos, incluida ella, a solicitar asilo político. “En otra circunstancia, no hubiera tomado la opción de asilarme”. Su petición, sin embargo, se sumergió en un mar de espera, dejándola en un estado de limbo migratorio. 

“La solicitud de asilo como tal no es un estatus, es una situación pendiente (…) entras en un proceso de suspensión, donde no eres ni una cosa ni eres la otra, estás legal, tienes permiso de trabajo, tienes un social security, pero no tienes nada al mismo tiempo. O sea, no eres residente, no eres ciudadano, no tienes estatus”, detalló.

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El tiempo pasó sin que su solicitud de asilo avanzara, bloqueando su acceso a otras opciones de legalización. “Entonces yo decía: ‘tengo que buscar alternativas, porque además es que llevo esta cantidad de tiempo viviendo en el país, pago mis impuestos, me porto bien, estoy esperando una oportunidad, que realmente la estoy buscando porque estoy indefensa en mi país de origen e hice todo mi trámite legal’”, relató.

La llegada del Estatus de Protección Temporal (TPS) en 2021 fue, para muchos venezolanos como Roraima, un respiro en medio de la incertidumbre. “Con el TPS le dieron la oportunidad a muchos venezolanos de tener otra vez opciones. Todo el mundo ve como ventaja principal que el TPS te protege de las deportaciones, y sí, la principal ventaja que tiene es esa, pero para mí realmente, y quizás para muchos venezolanos que tienen o cumplen con los requisitos para obtener otro estatus a través de un visado, lo más bonito del TPS es tener estatus, ya no eres un limbo”, comentó.

No obstante, la reciente decisión de la administración de Trump de no extender el TPS para los venezolanos que optaron a la protección en 2023 puso en jaque esta estabilidad, porque para Roraima esta medida afecta a todos los venezolanos en Estados Unidos. “No importa en qué año llegaste ni cómo entraste, porque ya cuando eso pasa, todos nos encontramos en esta situación. Ahorita están hablando de los de 2023 porque se vencía, pero eso no quiere decir que los de 2021 no estemos exentos”.

“La decisión en teoría la deberían tomar dos meses antes de septiembre, y no se ha hablado del tema porque no hemos llegado a esa fecha. Realmente es por eso (…) La administración pasada actuó mal, tomarse la atribución de extender el TPS cuando no les correspondía hacerlo, porque la Ley de Inmigración indica que se tiene que hacer 60 días antes de la fecha de su vencimiento nos trajo también hasta esta situación”, acotó.

“No somos el Tren de Aragua”

De la misma manera, hizo hincapié en que la medida de represalia por parte de la administración de Donald Trump sobre el TPS fue para revertir las decisiones que tomó Joe Biden a último momento. “Es complicado no caer en temas políticos con esto, pero entiendo que el Gobierno de Trump tenía un camino hacia la residencia con la Salida Forzosa Diferida (DED). Biden pudo haber retomado ese camino, pero decidió que no, que nos iba a dar un TPS”.

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Igualmente, Roraima mencionó cómo el TPS, aunque una solución temporal, ha sido vital para muchos venezolanos como ella. “El estatus de protección para mí ha sido tener un estatus después de tanto tiempo, temporal o como sea, pero es un estatus”, señaló al destacar que este programa le ha abierto la puerta a explorar otras vías hacia la residencia permanente. Sin embargo, la reciente revocación por parte de Trump no solo amenaza con cerrar esa puerta, sino que también pone en tela de juicio la estabilidad de toda una comunidad.

La joven no dudó en describir la medida como un “ensañamiento” con el TPS de Venezuela. “No sé cuál es la agenda, no entiendo tampoco”, dijo planteando preguntas sobre por qué se ha centrado la atención en los venezolanos cuando hay otras naciones con TPS. “Es por la comunidad que viene entrando o que entró e hizo lo que hizo (…) los venezolanos no somos el Tren de Aragua. Esta comunidad es gigantesca, tenemos desde antes del 2002 llegando a los Estados Unidos a hacer las cosas bien”, aclaró.

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Por otra parte, Roraima abordó la contribución de los venezolanos en Estados Unidos, desde profesionales que crearon negocios hasta aquellos que ocupan roles esenciales en la economía, un aporte que va más allá de lo que algunos medios pueden retratar. “La comunidad venezolana en su mayoría son profesionales, y el que no es profesional, por lo menos tiene un oficio”.

La pregunta sobre qué significa para ella que el TPS no se haya extendido hasta 2026 revela su frustración y, a su vez, su esperanza en las instituciones. “Para mí es simplemente un tecnicismo”, afirmó con una crítica directa a las razones dadas por el Departamento de Seguridad Nacional“Siento que nos están utilizando como un objeto político en este momento”.

Con todo, Roraima fija su fe en la justicia, las leyes y los derechos humanos que prevalecerán sobre las decisiones políticas. “Cualquier situación que se vaya de las manos, estoy clara y estoy muy consciente de que va a llegar una institución como es una Corte Federal y va a tomar una decisión que esté apegada a la realidad”.

Una lucha de todos por igual

La unidad de los venezolanos es fundamental para Roraima y por lo tanto hace un llamado a la solidaridad. “Va a ser una lucha que tenemos que unirnos todos los venezolanos, no importa ni cómo llegaste ni cuándo llegaste, igual todos estamos en una situación de indefensión. Sí creo que la situación con el TPS hay que mejorar quizás los caracteres de elegibilidad, pero no puedo aceptar ni reconocer lo que dice en ese papel que la situación en el país cambió”.

En este escenario, añadió: “Los ocho millones de venezolanos que estamos afuera del país no estamos haciendo turismo, como estaba diciendo el representante de Uruguay en la OEA, Washington Abdala.  Es una bofetada en la cara que la administración actual sea capaz de decir eso, sobre todo cuando hay personas en la administración actual que fueron los que promovieron el TPS como Marco Rubio”.

Para Roraima, sus principales preocupaciones pasan por atender a la comunidad venezolana, al demostrar una conexión más allá de lo profesional. “En este proceso me ha tocado conectar mucho con las personas, por mi trabajo me ha tocado conectar con muchos venezolanos de bien, que esta era como una ventana que se abrió entre tanta oscuridad. Las personas que ingresaron por la frontera no estaban en un tour, como a lo mejor las redes sociales hicieron ver”. 

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“Lo que quiero es que se haga justicia. Es injusto que nos tengan atrapados en este limbo y situación, porque estoy segura que hay personas como yo, que lo que quieren es que los llamen a una entrevista y definan qué es lo que va a pasar con uno”, dijo Roraima. “Estoy construyendo en este país porque fue en el país donde decidí quedarme, pero también sigue pasando el tiempo y hay muchas personas que les ocurre, compraron una casa, tuvieron hijos, o invirtieron en una profesión acá, construyeron sus negocios, y de la noche a la mañana le vas a quitar ese estatus donde pusieron sus esperanzas y su fe y sus ganas de quedarse”.

La reacción de la comunidad, según Roraima, es de cautela y acción. “Ahorita todos están en un proceso de resguardo”, resaltó, tras describir el ambiente tenso que se ha suscitado por las redadas migratorias. La venezolana expresó que muchos buscan protegerse con distintas medidas ya que el miedo es palpable.

Roraima remarcó la importancia de la unión y la claridad frente a la narrativa oficial sobre Venezuela. “Hay un criterio único de que la situación en Venezuela no cambió, punto”, subrayó, tras destacar el pronunciamiento del Departamento de Seguridad Nacional de que la crisis en el país ha terminado. “Creo que seas 2023, 2021, tengas papeles o no tengas papeles, todos estamos claros que la situación en Venezuela no ha cambiado”. 

Entre la ansiedad y el miedo

Con su propio TPS próximo a expirar, Roraima ya puso en marcha otras alternativas legales para evitar caer de nuevo en el limbo migratorio, pero advirtió sobre la complejidad de los trámites migratorios. “Siempre hemos sabido que el TPS es algo temporal, solo que el tiempo no ha sido suficiente como para que uno salte a otro proceso, porque aquí son largos”. Así, enlistó opciones como la visa EB-1, que requiere un currículo elevado, o certificaciones laborales que pueden llevar de tres a cuatro años.

“Lo que a mí me correspondía hacer con el TPS ya lo hice, pero todavía necesito más tiempo de TPS para poder lograr el objetivo final, que es obtener la residencia. Hay muchísimas opciones, incluso el tema de la gente que se casa legalmente, que se casan por amor, incluso hasta ese proceso tiene unos tiempos de espera considerables, es decir, no es que te casaste y mañana ya tienes los papeles”.

La caraqueña sigue adelante con su solicitud de asilo y explora todas las vías legales posibles. “Voy a continuar evidentemente con mi asilo, y cualquier persona que tenga una solicitud de asilo dentro de Estados Unidos va a seguir manteniendo su solicitud de asilo, a menos que desee abandonarlo (…) Hay medidas legales para hacerlo, yo las estoy haciendo, voy llevando varios procesos en paralelo, porque como se lo decimos a todos los clientes, deben tener un abanico de opciones”.

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Roraima también describió cómo la revocación del TPS cambió su vida personal y laboral. “Mi día a día comienza a las seis y media de la mañana respondiendo mensajes, hasta las ocho o nueve de la noche, me conecto con la hora de California y extiendo mi día unas horas más, porque hay mucha incertidumbre. Las personas están tomando decisiones erradas por miedo. Inicialmente había demasiada desinformación. Ha afectado mi día a día, en mi familia y en mí (…) los planes están constantemente en peligro”.

“Tengo mucha ansiedad. Eso de pensar mucho en el futuro, en qué va a pasar. una ansiedad que no es sana, para nada. Es difícil transmitirles calma a amigos, clientes, y familiares”, insistió.

La posibilidad de regresar a Venezuela es un tema que Roraima abordó con dolor. “Yo lloro, lloro por eso”, confesó en medio del desasosiego, al expresar el profundo impacto emocional de no poder volver a su país por el miedo a la persecución política pese a que sintió algo de esperanza tras el 28 de julio.

“Fue una grata sorpresa después de tantos años estando afuera. Quizás antes de eso yo sí pensé: ‘bueno, y si me regreso’, sí lo pensé. Pero el miedo seguía latente porque estas personas, que son muy queridas para mí además, se mantienen en detención”, recordó Roraima, al tiempo en que negó cualquier posibilidad de retornar al país.

Una amenaza latente

Así pues, la criolla espera que el gobierno estadounidense sea “sensato” con las acciones hacia los venezolanos. “Porque si decides acabar con el TPS está bien, pero debes asumir que tienes una comunidad de venezolanos acá, que pagan sus impuestos, hacen las cosas bien, y que tienen derechos. Hay que atacar a los malos, estoy segura de que la comunidad venezolana estaría súper dispuesta a ayudar a hacerlo porque también escapamos de eso”.

Y pese a tu estatus migratorio, no pudo ocultar su temor en medio de las redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos. “Además de estar con la licencia, ando con recibos de asilo, aprobaciones de TPS, el permiso de trabajo. Mi recomendación siempre con mis clientes era: ‘deje sus papeles originales en su casa, porque usted se le extravía eso y se le perdió todo’. Y ahora tener que cargarlos encima, es absurdo. Da miedo”.

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Con relación a lo anterior, apuntó de qué forma ha cambiado su percepción y que desde su llegada al país norteamericano hace más de siete años, nunca imaginó experimentar el miedo que hoy la acecha. “Sin caer en, si eres republicano, eres demócrata, siempre lo digo, yo aquí no voto, pero creo en las instituciones. Siento que se está teniendo una violación de derechos humanos y hay un tema de discriminación grande, una que por lo menos jamás había vivido aquí, primera vez”.

Aun así, opinó que la situación cambiaría a favor de los migrantes venezolanos y espera que puedan ser reconocidos y respetados. “Va a depender mucho de nuestra actitud ante esas injusticias. Estoy de acuerdo de que se haga justicia, que el que cometa un delito cumpla con sus penalidades y sus faltas, y que se actúe ante la sinvergüenzura. Pero que se tome en cuenta que hay una comunidad que busca caminos para llegar legalmente a la residencia”.

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