
Los dos turistas vascos apresados en verano por el chavismo para convertirlos en rehenes de Nicolás Maduro están recluidos en la cárcel del Rodeo 1, la peor posible: la misma en la que permanecían los seis ciudadanos estadounidenses liberados la semana pasada como moneda de cambio tras el cara a cara entre el presidente de facto y Richard Grenell, enviado especial de Donald Trump.
Por Daniel Lozano | EL MUNDO
EL MUNDO confirmó por fuentes políticas y por familiares de presos políticos que José María Basoa y Andrés Martínez, definidos por Maduro como “turistas terroristas”, comparten cautiverio con otros tres ciudadanos hispanovenezolanos: Alejandro González, ex marido de la emblemática activista de la sociedad civil Rocío San Miguel, recluida en el Helicoide caraqueño, donde los dos turistas vascos estuvieron los primeros meses; el estudiante Fernando Noya, cuñado de Antonio Sequea, el capitán que liberó a Leopoldo López, y el empresario Uaiparu Guerere, de 69 años, en prisión desde 2023, cuando regresó a Venezuela desde España por motivos laborales.
Tanto Maduro como Diosdado Cabello, su ministro de Interior, se han burlado en diversas ocasiones de Basoa y Martínez, falsamente acusados de ser miembros del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) detenidos cuando estaban de vacaciones en el Amazonas, a cientos de kilómetros de Caracas. “Son terroristas que ponen bombas en su tiempo libre”, ironizó Maduro.
Más tarde, la propaganda bolivariana sumó nuevos cargos, todos ellos inverosímiles, habituales en revolución. A estos ciudadanos españoles, uno de ellos fontanero y otro en paro, les señalaron como sicarios que formaban parte de una conspiración imposible para derrocar y asesinar al “presidente pueblo”.
El Rodeo 1 fue rehabilitado el año pasado para recluir a los considerados rebeldes más duros, sobre todos los militares, como el propio Sequea, el capitán Juan Carlos Caguaripano y Josnars Baduel, hijo del general Raúl Isaías Baduel, muerto en el Helicoide tras años de reclusión y a quien se considera el Navalni venezolano. Josnars necesita cuatro operaciones urgentes por culpa de las torturas sufridas a manos de sus carceleros. “El Rodeo 1 es un centro de tortura diseñado para el desgaste de su organismo”, denunció el martes su hermana Margareth.
Funcionarios de negro o gris, siempre encapuchados y que se hacen llamar Tokio, Tiburón, Warlok o Centurión, no sólo maltratan a los presos, también a los familiares, a quienes conducen también encapuchados después de haber desnudado a algunos en la sala de orientación. Los presos que no están castigados pueden ver a sus familiares 10 minutos a la semana. Son prisioneros que no cuentan con abogados, que reciben una alimentación pésima y que son grabados constantemente.
Fueron precisamente los reclamos de presos políticos extranjeros como los vascos los que provocaron la protesta de 18 compañeros de prisión, ahora castigados, aislados e incomunicados.
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