Alejandra Contreras* llegó a Estados Unidos en septiembre de 2016. Ella, a diferencia de otros, no caminó por semanas, ni cruzó la peligrosa selva del Darién, porque en esos años eran contadas las personas que pensaban en buscar nuevas oportunidades fuera del país. Con su visa en mano, decidió emprender, junto con su esposo y sus dos hijos, de 16 y 4 años de edad, el camino hacia una nueva vida, que hoy se ve turbada por la decisión del gobierno de Donald Trump de revocar, a través del Departamento de Seguridad Nacional, la prórroga del Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) para los venezolanos.
Salió de su natal Táchira, estado fronterizo con Colombia, por el temor constante a ser detenida por el régimen de Nicolás Maduro, ya que por su profesión de abogada y su relación con varios partidos de la oposición, ayudó y defendió a varias personas arrestadas arbitrariamente por su pensamiento político.
En 2016, según la ONG Foro Penal, se registró un aumento de presos políticos en Venezuela, al cerrar el año con 109 personas detenidas por el Estado por suponer una amenaza para su sistema político.
Un número alarmante para el momento, ya que al fallecer Hugo Chávez en 2013, apenas 11 personas eran consideradas presos políticos, entre ellos los hermanos Rolando, Otoniel y Juan Bautista Guevara, y varios funcionarios de la Policía Metropolitana.
“En esa época había bastantes detenciones, no solo de ese partido político al cual yo pertenecía, sino de otros. Comenzamos a tener mucho temor y salimos de urgencia de Venezuela”, recordó Alejandra.
Estados Unidos ha sido el único país en el que ha estado como migrante y Nueva York el refugio que la acogió, junto con su familia, en medio del dolor por dejar Venezuela y el miedo a iniciar una nueva vida lejos de sus raíces.
“Desde que llegamos, siempre hemos vivido en Nueva York. Realmente la amo. Es una ciudad con pensamiento amplio» | Foto archivo
El proceso de adaptación no fue fácil. Vivir los cuatro en una diminuta habitación y hacer cosas a las cuales no estaba acostumbrada, fueron parte de las primeras vivencias en la Gran Manzana. Además, su hijo mayor era el único que hablaba inglés.
“Medianamente en Venezuela teníamos una vida cómoda. Teníamos una casa, nuestra profesión y trabajamos en lo que habíamos estudiado. Fue un gran cambio. Yo nunca pensé vivir fuera de Venezuela. Siempre cuando salía era para viajar, para pasear. Siempre quise vivir en mi país”.
El emigrar y el adaptarse no solo es para la gente adulta, sino para los niños también. Alejandra recordó el choque que experimentaron sus hijos al verse en un país totalmente distinto del que habían nacido.
“Mi hijo era un niño que no estaba acostumbrado a trabajar y al llegar tuvo que hacerlo. A mi hija, que tenía 4 años, también le costó bastante adaptarse. Incluso, nos ocultó por casi un año que sabía hablar inglés. Ella nos decía que para qué iba a aprender a hablar otro idioma si iba a volver a Venezuela y allá no se habla inglés. Nos engañó. Imagino que en su cabecita pensaba que ese podría ser un motivo para volver”.
Sin embargo, eso no detuvo su ímpetu por seguir adelante. Alejandra limpió casas y trabajó de cocinera en dos restaurantes de Nueva York, mientras que su esposo lavó platos por más de un año.
Aunque mantenía su mente ocupada en los quehaceres diarios, todavía no conseguía adaptarse ni estar tranquila.
“Desde que llegamos, siempre hemos vivido en Nueva York. Realmente la amo. Es una ciudad con muchos pensamientos amplios. Son personas que ya están acostumbradas al inmigrante. Aquí hay muchas culturas diferentes e impresionantes. Entonces, Nueva York, es una ciudad súper amable con los inmigrantes”.
A principios de 2017 inició el proceso de asilo, pero fueron víctimas de un abogado que les robó todo el dinero. Esta circunstancia sirvió de impulso para que Alejandra hiciera cursos y se especializó en muchas áreas de inmigración, lo que le facilitó hacer el proceso de asilo de su familia.
A principios de 2017, Alejandra inició el proceso de asilo | Foto archivo
Al poco tiempo, comenzó a trabajar con un abogado de inmigración que le permitió adquirir mayores conocimientos. Desde hace tres años, trabaja de manera independiente como preparadora de documentos.
«El TPS me dio tranquilidad”
Alejandra reconoció que el proceso de asilo, que iniciaron hace más de siete años y que hasta la fecha no han recibido la llamada para la entrevista, les ha causado temor y angustia porque su aprobación no es tan fácil en Estados Unidos.
Sin embargo, el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) representó una luz de esperanza para Alejandra y su familia, y la llegada de esa tranquilidad que deseaba desde que migró.
“Mi familia y yo obtuvimos el TPS en 2021. Eso me dio demasiado alivio”, expresó alegre.
Desde entonces, Alejandra disfrutó de un periodo de cuatro años de calma, un alivio que le agradece al expresidente Joe Biden, ya que los cuatro años previos, en la primera administración de Donald Trump, estuvo muy angustiada porque su permiso laboral, derivado del proceso de asilo, sólo tenía una vigencia de dos años. Con el TPS pudo eludir una orden de deportación.
“Cuando llegó el TPS yo pedí tanto un permiso de trabajo por proceso de asilo como por el TPS”.
“Cuando llegó el TPS me dio una gran tranquilidad. Mi familia y yo lo obtuvimos en 2021. Fue alivio” | Foto archivo
¿Qué es y cuándo se creó el TPS?
El TPS fue creado en 1990 por el Congreso de Estados Unidos para personas que enfrentarían situaciones extremas si fuesen obligadas a regresar a sus países de origen. Este beneficio migratorio les permite permanecer y trabajar de manera temporal en Estados Unidos hasta su vencimiento por un período de 18 meses, prorrogable si el gobierno considera que las condiciones por la que la persona emigró se mantienen.
La Ley de Inmigración y Nacionalidad de Estados Unidos contempla que países con conflictos armados, desastres naturales, limitaciones en el país de origen para recibir a sus connacionales o condiciones temporales y extraordinarias que impiden el regreso seguro de los ciudadanos son los únicos cuatro escenarios que justifican el TPS.
“El tema del asilo es bastante limitado porque por cualquier cosa no se puede pedirlo. Por ejemplo, en Venezuela sí hay persecución política, pero también muchas personas migran por el sistema de salud, por el alto costo de la vida, porque no tienen buenos trabajos, entre otras cosas. La emigración venezolana no es solo desde el punto de vista de la persecución política, por lo que no todos los venezolanos que han llegado a Estados Unidos tienen un caso de asilo. Entonces, el TPS sí los ayuda”, explicó Alejandra.
La Ley de Inmigración y Nacionalidad de Estados Unidos contempla cuatro escenarios que justifican el TPS | Foto archivo
Sin embargo, el alivio que sentía Alejandra llegó a su fin cuando Trump, tras asumir su segundo mandato el pasado 20 de enero, anuló la ampliación del TPS que vence el 7 de abril de 2025 y que fue otorgado a los venezolanos que se encontraban en Estados Unidos antes del 31 de julio de 2023, decisión que afectó a más de 350.000 venezolanos.
Aunque Alejandra no pertenece a ese grupo, se suma a los más de 300.000 connacionales que recibieron el beneficio migratorio en 2021 y que vence en septiembre. Únicamente le ruega a Dios que sean capaces de continuar con este TPS.
“Obviamente que esto trae bastante estrés porque la realidad es que nuestras vidas se desenvuelven acá en los Estados Unidos. Mis hijos ya están acostumbrados. Mi hijo llegó de 16 años y todos sus amigos y amigas son de acá, su esposa es norteamericana. Mi hija solo tiene amigos acá en los Estados Unidos. Sentimos a este país como nuestro hogar”.
Emocionalmente, Alejandra se siente fuerte, pero el miedo que dejó atrás al salir de Venezuela volvió a dominarla, ese mismo miedo de migrar a otro país, ya que, aunque desee regresar al suyo, la verdad es que no puede mientras el régimen de Nicolás Maduro se mantenga en el poder.
Si el gobierno de Trump opta por suprimir igualmente la extensión del TPS concedida en 2021, Alejandra aún contaría con la alternativa del asilo, lo que le brinda algo de esperanza.
“Tengo miedo, no solo por la deportación, que en mi caso no pienso que llegue a ser así, pero estoy metida en el mismo saco, en el sentido de que si digo que soy venezolana cómo me van a mirar, a mi esposo, a mis hijos. Este gobierno usó bastante nuestra nacionalidad para meterse con los migrantes. Todo aquel que tiene cara de latino puede ser objeto de xenofobia o de algún tipo de violación de derechos humanos”.
Trump utilizó a los venezolanos para su campaña
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Donald Trump promete deportar a los miembros del Tren de Aragua tras la noticia de la violenta toma de unos apartamentos en Colorado. “Vamos a sacarlos de aquí, y esto es solo el principio”, afirmó el expresidente y candidato republicano. pic.twitter.com/zWotlUFW1B
— UHN PLUS (@UHN_Plus) August 31, 2024
Alejandra cuestionó que Trump utilizara a los venezolanos y a personas vinculadas con la banda criminal Tren de Aragua para crear una base xenófoba y racista en la sociedad estadounidense y así lograr la victoria en las presidenciales.
Recordó que en la época en la que trabajó en restaurantes, la mayoría de sus compañeros eran venezolanos educados en valores, y profesionales graduados en medicina, ingeniería, entre otras carreras.
Para 2023, unos 770,000 venezolanos residían en Estados Unidos, constituyendo menos del 2% de los 47.8 millones de inmigrantes en el país.
La comunidad de inmigrantes venezolanos en Estados Unidos está especialmente concentrada en Florida, donde la mayoría arribó desde 2010 y generalmente poseen niveles de educación más altos que otros inmigrantes.
“No con eso, puedo decir que es solo la gente que estudia la que se educa, porque en mi trabajo en inmigración, desde 2022 hasta ahora, la mayoría de mis clientes no tienen un grado académico universitario, pero puedo dar fe de que son personas trabajadoras, que luchan, que llegaron a Estados Unidos, bien sea huyendo de la dictadura o huyendo del sistema institucional de Venezuela. Puedo dar fe que entre los que yo he conocido no hay ningún delincuente. La realidad es que aquí hay muchos venezolanos que somos buenos, que le estamos echando ganas, trabajando honradamente”.
«Donald Trump» es tendencia porque anunció que a partir de mañana se dedicará a expulsar al Tren de Aragua de Estados Unidos
pic.twitter.com/QeSqFygmSP— ¿Por qué es tendencia? (@estendenciavzl) January 19, 2025
“Tengo miedo y malestar”
En la actualidad, su hija, de ahora 13 años de edad, es una destacada estudiante y deportista. Su hijo se graduó con honores como técnico en farmacia y estudia enfermería. “Tengo miedo y malestar por cómo nos están tratando, lo injusto que está siendo esta administración, este presidente, con los venezolanos. Es bastante triste y delicado lo que estamos viviendo porque el venezolano era muy querido y apreciado aquí en Estados Unidos”.
El hijo mayor de Alejandra se graduó con honores como técnico en farmacia
Aunque confiesa no creer en Trump por considerarlo un presidente populista, la fe de Alejandra hacia las instituciones norteamericanas se mantiene firme y espera que toda esta situación se convierta en un mal recuerdo.
“Solo espero que esto sea un mal momento, un mal recuerdo, y que la mayoría de venezolanos de bien y los que queramos quedarnos en este país, podamos hacerlo legalmente”.
Aseguró que el emigrar es un derecho humano porque quien migra lo hace por alguna situación que lo obliga.
“El considerar al inmigrante como un criminal no me parece justo. Espero que las instituciones de los Estados Unidos defiendan ese derecho de emigrar y, los que hemos hecho bien las cosas acá, sigamos perteneciendo a este gran país porque siento a Estados Unidos mi hogar y el de mi familia. Este sentimiento no es solo mío, es el de todos los venezolanos y demás migrantes que estamos acá. Sí, que se lleven a los malos, pero sé que no se están llevando solo a los malos. Lo más seguro es que los malos siguen en las cárceles de este país y no los van a mandar para allá”, concluyó Alejandra
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