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domingo, 13 de abril de 2025

NOTIFAN: Militares denuncian retrasos salariales y recurren al trueque

 


Militares venezolanos denuncian retrasos salariales y recurren al trueque para mantener vehículos operativos.

 

La crisis económica en Venezuela continúa afectando profundamente a las instituciones del Estado, y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) no escapa a esta realidad. Fuentes internas de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) reportan retrasos en el pago de bonificaciones salariales y prácticas irregulares para sostener la operatividad de su parque automotor, incluyendo el uso del trueque como mecanismo de adquisición de repuestos.

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Retraso en pagos: un malestar que crece

El sueldo mensual y los bonos complementarios, considerados históricamente como elementos “sagrados” para el bienestar familiar de los militares, han comenzado a presentar irregularidades. Durante el mes de marzo, un importante número de funcionarios de la GNB no recibió el bono salarial correspondiente en la fecha habitual, a finales de mes. El pago fue finalmente procesado el 7 de abril, una semana después de lo previsto, sin explicación oficial ni comunicación previa por parte de las autoridades.

Este retraso generó un notable descontento entre el personal afectado, especialmente entre los rangos subalternos, que dependen casi por completo de estos ingresos para sostener a sus familias. “Es la primera vez que ocurre algo así sin aviso. El malestar es general”, señaló una fuente que pidió mantener el anonimato por temor a represalias.

Trueque en zonas fronterizas: arroz por repuestos

Más allá de los problemas salariales, la precariedad también se refleja en la infraestructura y el funcionamiento interno de los comandos. En unidades de la Guardia Nacional ubicadas en zonas fronterizas, como el Zulia y Táchira, se han implementado prácticas informales y no autorizadas para enfrentar la escasez de recursos destinados al mantenimiento del parque automotor.

Según fuentes internas, la falta de partidas presupuestarias suficientes ha llevado a los comandantes de estas regiones a utilizar productos alimenticios retenidos en procedimientos de fiscalización —como arroz, pasta y harina— para canjearlos por repuestos de vehículos en comercios locales. Este sistema de trueque, más propio de la época colonial que del siglo XXI, ha sido adoptado como una medida desesperada para garantizar una mínima operatividad.

“Sin cauchos, sin baterías y sin aceite no podemos salir a patrullar y como no hay presupuesto, buscamos lo que tenemos a mano. No es legal, pero es la única salida”, explicó un oficial desde el occidente del país.

Un reflejo del deterioro institucional

Estos hechos son un nuevo síntoma del deterioro estructural de la Fuerza Armada Nacional. La falta de recursos, la ausencia de planificación presupuestaria efectiva y el silencio institucional ante las irregularidades contribuyen al creciente malestar dentro de los cuarteles. A medida que las condiciones de vida de los militares empeoran, también lo hace su moral y la percepción de legitimidad del liderazgo militar.

“La institución que una vez fue sinónimo de orden y disciplina ahora sobrevive con improvisaciones”, reflexiona un funcionario con más de 15 años de servicio.

Mientras el discurso oficial insiste en mostrar una Fuerza Armada cohesionada y operativa, la realidad dentro de muchas unidades sugiere lo contrario: una institución que, al igual que el resto del país, lucha por sostenerse en medio de una profunda crisis económica y de gobernabilidad.

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